Xabi Alonso - Pep Guardiola, un reencuentro en el filo

Xabi Alonso y Pep Guardiola comparten una larga historia extrema y conmovedora, siempre al límite. Como este miércoles, cuando el Real Madrid recibe en el Bernabéu al Manchester City (21.00, Movistar) por gran parte del estadio, un sector notable del vestuario y algunos despachos de la zona noble. Hasta llegar a este punto, ambos han interpretado papeles de torturador, sufridor, tutor y alumno deslumbrado.

Guardiola martirizó a Xabi en la época de los clásicos salvajes que abrió la mayor derrota de la carrera del tolosarra, un 5-0 en el Camp Nou en 2010. Xabi despedazó al Bayern de Guardiola con el Madrid, un 0-4 en el Allianz, la mayor derrota del técnico. Al año siguiente, el catalán apoyó en el tolosarra su versión evolucionada del equipo bávaro, donde tejieron una relación estrecha en la que Guardiola ejerció incluso de mentor del centrocampista, al que imaginaba como entrenador. Una década más tarde se encuentran por primera vez en los banquillos, justo la noche que parte de la directiva del club ha señalado como límite. Para el cambio. O para comenzar la despedida.

El entrenador del City ahora habla desde el cariño: “Estuvimos juntos dos años. Fue una experiencia increíble estar con él. Compartimos muchas cosas; también las familias”, dijo este martes en la sala de prensa del Bernabéu. Y le envió un pequeño consejo: “Que mee con la suya [expresión catalana para decir que tome sus propias decisiones]. Y como no meará colonia, le irá bien”, dijo socarrón.

El Madrid ha escenificado un desplome contundente desde que ganó al Barcelona el 26 de octubre y se colocó en cabeza de la Liga con cinco puntos de ventaja . Aquel día que reconquistó el clásico después de los sopapos sucesivos del curso pasado fue también el que, a partir del desplante de Vinicius y de la ausencia de consecuencias para el futbolista, se agudizaron las desconexiones de algunos jugadores con el técnico. Después del clásico, el Madrid ganó al Valencia y se desintegró: solo dos victorias en los siguientes siete partidos. Han caído al segundo puesto, cuatro puntos por detrás del Barça.

Desde los despachos del club se ha apuntado principalmente a Xabi, pero este martes Tchouameni redirigió la mirada hacia el propio vestuario: “. La cosa es que tenemos que mejorar y vamos a hacerlo”, dijo. “Por ejemplo, en el partido del Celta [la derrota del domingo pasado], seguro que el entrenador tenía un buen plan de partido, pero al final somos nosotros los jugadores los que estamos en el campo. Si perdemos 2-0 es que había un problema nuestro en el campo, como intensidad, faltas técnicas...” El viejo problema apuntado toda la temporada pasada por Ancelotti, resumido este martes por el francés: “Cuando empezamos el partido queremos presionar. A veces, lo hacemos bien y, a veces, muy mal”.

Sobre todo en estas últimas semanas del desplome que han conducido al límite a Xabi. Y allí, de nuevo aparece Guardiola, un rastro notable en la senda que le ha llevado al banquillo del Madrid. Los primeros rasguños resultaron desesperantes, desde aquel 5-0 en el Camp Nou, al que Mourinho no puso excusas. Como algo inalcanzable: “. Es una derrota sin posibilidades de ganar. No es de estas derrotas que te dejan con un sabor difícil de aceptar”.

Fueron cerrando la grieta en los siguientes clásicos, pero las creaciones de Guardiola con Messi suponían un enigma táctico que les costó descifrar, como explicó Xabi en 2019 en The Coaches Voice: “No era fácil defenderle, porque solía jugar de falso nueve. Yo salía a presionar a Xavi y Messi venía al espacio que había detrás de mí y me hacían un dos contra uno. Ramos salía a presionar a Messi y se abría un espacio muy grande a su espalda para Villa o Pedro. Cuando empezamos a controlarlo mejor, Ramos me decía: ‘Xabi, viene Messi’, y yo no salía a presionar a Xavi. Me quedaba con Messi. Ellos tenían más control, pero no eran tan peligrosos y estábamos más cerca de competir”.

Cuatro años más tarde, después de que Xabi participara en el asalto del 0-4 al Allianz rumbo a la décima Copa de Europa del Madrid, Guardiola le abrió la caja de los trucos tácticos. El centrocampista dejó el Bernabéu ese verano y el técnico lo recibió en Múnich con una primera descarga teórica: “Cuando llegué, la plantilla estaba acabando de cenar en el hotel. Al terminar, Guardiola me pidió que le acompañara hacia su habitación para charlar un poco”, contó en . “Yo pensaba que era simplemente para darme la bienvenida y preguntarme por el vuelo. Y me tuvo ahí dos horas hablando de lo que buscaba de mí para el partido siguiente, de táctica, del equipo, de la plantilla, de cómo veía mi fútbol en el esquema del Bayern. De todo”.

Sus conversaciones futbolísticas eran habituales: “Pensé, ¿cómo me he podido estar perdiendo todo esto como jugador todos estos años? Lo disfruté muchísimo”, contó Xabi. En su discurso como entrenador pueden detectarse aún señales de aquellas charlas: “Pep nos ha enseñado numerosos caminos tácticos por los que podemos movernos. Podemos jugar los partidos de diferentes maneras, según sean las necesidades”, dice en el libro Pep Guardiola, la metamorfosis, de Martí Perarnau. La frase recuerda a sus explicaciones de hace unos meses sobre por qué a veces probaba un sistema con tres centrales: “Creo que nos da riqueza, variablidad”, explicaba. “En mi cabeza siempre ha estado el poder ser flexible con los sistemas. Tener esa flexibilidad es algo que me gusta para poder ir usándolo de vez en cuando”.

Estas conversaciones de Guardiola, sobre todo con Neuer y Xabi, no eran casuales. Tenían un propósito, como contó en el libro de Perarnau: “Si puedo ayudar a un jugador a que sea entrenador en el futuro y aportarle algo, me siento feliz. Johan y otros lo hicieron conmigo y mi obligación es hacerlo ahora con los jugadores”. A Xabi le llevó hasta el Bernabéu, donde se ven esta noche con la duda hasta última hora de Mbappé por un golpe en la pierna izquierda. Ante el reencuentro sobre el filo, Guardiola no olvidó su pasado juntos: “Solo le deseo lo mejor por la estima que le tengo”.