El estadio de San Siro, con sus torres colosales de hormigón, es un monumento al brutalismo industrial y a una época que concluye. El Ayuntamiento de Milán ha puesto fecha a su demolición pero la multitud de peregrinos lo llenan como si no hubiera un mañana para ver al Milan y entre todos los jugadores . No es difícil distinguirlo sobre la hierba. Es el más pequeño, mide 1,70. Es el que ocupa el centro geográfico de la cancha, igual que el cubo de una rueda. Es el que menos se desplaza, el que más veces toca la pelota y el más viejo de todos.
“Modric es una cosa que en el fútbol no se ve más”, dice el técnico del Milan. “Es un fenómeno porque hace cosas que otros no hacen y ve cosas que otros no ven. Le puedes copiar muchas cosas pero aquello que lo convierte en único es el talento desmesurado”. Allegri habla con genuina admiración. Lejos de emplear a Modric como un recurso de lujo para situaciones puntuales, el técnico lo ha acomodado en el puesto que corresponde al puente del timonel. Desde que Modric fichó por el Milan procedente del Madrid, el verano pasado, su relevancia en el equipo va en aumento. Si la edad es un condicionante que impide al croata hacer recorridos con la energía que demanda el juego a los centrocampistas en la máxima exigencia, Allegri no se da por enterado. Modric tiene licencia para recuperar el aliento andando, para arriesgar y perder balones imperdonables en otros profesionales, o para dejarse llevar en las transiciones defensivas. En caso de emergencia, sus compañeros están para auxiliarle. Es la clase de organización que dispone Allegri en un ecosistema que resulta favorable. A diferencia de la Ligue 1, la Bundesliga o la Premier, la Serie A, como la Liga española, todavía es generosa con los equipos que presionan poco y prefieren especular. Los centrocampistas que se refugian entre sus centrales, como hace Modric, tienen mucho más espacio para pensar después de recibir la pelota.
El Lazio que visitó San Siro hace una semana fue un ejemplo de esta dulce resistencia. Rara vez sus atacantes se estiraron hasta campo contrario para perseguir a los defensas y a los centrocampistas del Milan hombre a hombre. Guendouzi fue a por Bartesaghi, Isaksen por Pavloic, Zacaggni por Tomori, y Dia por Gabbia... y por Modric. En el duelo de cuatro contra cinco siempre quedó un milanista libre para sacar la pelota. Si Modric no fue el afortunado y se encontró bajo presión, contó puntualmente con dos escoltas de primera categoría para ofrecerse a salir del cerco. Rabiot y Fofana tienen orden de bajar a apoyar al croata. En defensa así como en ataque. Lo manda Allegri en la convicción de que cuidar la excepcionalidad de Modric resulta rentable. A cambio de ahorrarle energía en las piernas, él tiene que emplear el seso para administrar la pelota a destajo.
El resultado se manifiesta en un tipo de productividad desbordante que se relaciona con la parte más refinada de la toma de decisiones. Modric es el jugador que más pases ha dado en la Serie A esta temporada. Según Opta, 883. Sus intervenciones se han multiplicado: 1.084 toques de balón, más que nadie en la Liga, incluyendo dos asistencias y un gol.
La simplificación es la idea central de este Milan hecho para Modric. Lacónico en su funcionamiento y naturalmente inclinado a instalarse en su campo, se arma con cinco defensas y espera a que su director marque los tiempos para salir a la contra con el poderoso Leao, del mismo modo que hacía en el Madrid con Benzema, Vinicius o Mbappé. “Es paradójico pero es verdad”, dice Fabio Capello en La Gazzetta dello Sport, cuando le preguntan si el Milan se encuentra más cómodo cuando el oponente se hace con la pelota. “No olvidemos que Allegri no tiene una plantilla riquísima y por tanto no tiene una infinidad de soluciones para variar el plan”.
La primera solución del Milan es Luka Modric, que acaba contrato en junio de 2026, pero quién sabe. Tantas veces le dieron por acabado y tantas encontró un resquicio para seguir vigente, que solo él parece el dueño de la fórmula. “Es solo amor por el fútbol. ¡Yo amo el futbol de verdad!”, dice. “Y si lo amas de verdad tienes que ser inconformista. No importa lo grande que creas que eres. Tines que tirar de ti mismo un poco más”.